Por Fernando Esteche
MPR Quebracho
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Ponencia a ser presentada en el XV Seminario Internacional "Los Partidos y una Nueva Sociedad" del Partido del Trabajo, México, DF, 17 a 19 de marzo, 2011
La resistencia al neoliberalismo se expresó en Nuestramérica de diferentes maneras, con multiplicidad de métodos de lucha y con variada efectividad; y así es que enfrentamos a la postre desiguales condiciones para articular proyectos populares en cada uno de nuestros países. Sin la comprensión de esta situación es imposible entender los condicionantes, las potencialidades y los límites de cada proceso.
Por eso vamos a sostener que no todo el pos-neoliberalismo es lo mismo y que las variables para mensurar el carácter de cada gobierno no debieran ser las muecas de la política internacional, sino fundamentalmente su situación interna de representación, soberanía y distribución de la riqueza.
Los últimos meses del 2010 fueron una muestra en escala de lo que podría ser la Argentina abandonada a la necedad de la dirigencia política que padece. Un militante de izquierda acribillado en una protesta de trabajadores precarizados por una patota para-sindical, dos paisanos de la nación Qom acribillados por reclamar su derecho a la tierra en el norte, otros tantos fusilados en emboscadas de bandas civiles mercenarias en una toma de tierras en la capital federal, enfrentamientos por aquí y allá; y la desnutrición infantil que actualmente se va cobrando la vida de ya una decena de chiquitos en Tartagal (Salta) propalada también en Misiones, Formosa y Chaco.
Para muchos analistas y para el relato oficial la muerte del ex presidente Kirchner abrió una nueva situación que pareció sepultar aquella agorería.
El relato oficial propalado por las usinas de la TV pública y los medios gráficos del grupo Spolszki[1] definió que ésta fue la “bisagra histórica”, que la muerte (No la vida) de Néstor Kirchner provocó un renacimiento de la política, del protagonismo juvenil, del sentimiento nuestroamericano, de la posibilidad de una argentina para todos. Como si esos elementos no fueran presencias casi ininterrumpidas en la historia nacional.
Todos estos elementos tienen más que ver con la narrativa fundante del nuevo mito kirchnerista para sostener un discurso reeleccionista que con un cambio de las condiciones subjetivas en nuestro país.
No obstante tampoco podemos dejar de ver que justamente aquellas batallas contra el neoliberalismo y el proceso de recuperación de derechos que a expensas de tremendas luchas fue logrando nuestro pueblo en estos últimos años, nos ponen en condiciones muy superiores y más favorables que las que podíamos cotejar en aquel ardiente diciembre de 2001 cuando echamos a los piedrazos al gobierno de De la Rúa. Y en esta subjetividad también hubo una construcción desde el gobierno de ponerse en sintonía con las más sentidas reivindicaciones populares mediante algunas conquistas concretas y primordialmente en el plano de la retórica.
Entonces creemos que es importante señalar ciertas cuestiones para nosotros estructurantes de lo que se da en llamar “el modelo”. La principal es la enajenación de la riqueza nacional mediante el recurrente pago de la deuda externa. “Desendeudamiento” será el término con que pretendan resignificar lo que no es otra cosa que un hecho de dependencia y expoliación de nuestra riqueza. No hay ningún poder nacional que se anime a desempolvar del cajoneo parlamentario aquella sentencia judicial que define a la deuda externa como ilegal e ilegítima[2].
La depredación y el saqueo lejos de desacelerarse se van profundizando y los exponentes más claros de estas políticas, gobernadores como Gioja o Das Neves[3], aparecen como prohombres de la Argentina que se viene. Aquel almuerzo de mediados del año pasado de Cristina Kirchner con Peter Munk, dueño de la Barrick Gold, garantizándole previsibilidad en los negocios da cuenta de esto.
Nuestra política exterior en manos de un agente sionista como Héctor Timerman, arrincona a nuestro país entre el pequeño puñado de países que le hacen de comparsa a los luctuosos llamados a la guerra contra Irán que proponen Israel y Estados Unidos. Y peor, enterados Wikileaks mediante, operando para “contener” a Evo por pedido de la embajadora yanqui.
Entonces lo estructural es el saqueo y la depredación, es la producción de una nueva burguesía amical expresada por bandidos como Jaime, Brito o Capaccioli[4]
En otra dimensión encontramos aquello del modelo que enamora a muchos compañeros y esconde el calibre estructural del saqueo y la depredación. Está la construcción de un relato oficial histórico que eslabona y vuelve a enhebrar en una misma lógica las luchas de la independencia, de Vuelta de Obligado[5], de las montoneras, de la resistencia, con las luchas actuales. Que vuelve a imponer la mística militante, la épica de la política. La que no duda a la hora de identificar a los enemigos de la nación; el FMI, la oligarquía, las corporaciones y los grandes grupos económicos (aunque se olvida de sus propios socios); que asoma con un discurso nuestroamericano (solamente eclipsado cuando nos enteramos que el gobierno ha operado contra Evo), que invita y convoca a protagonizar la historia.
Justamente en comprender que no todo es estructura está la clave para poder explicarnos la Argentina que vivimos. Por eso quienes anclados en miradas ortodoxas que nunca alcanzaron a poder explicar Nuestramérica no podrán comprender la realidad por más esfuerzos que hagan, y verán en el kirchnerismo más neoliberalismo, continuidad intocada, como si la historia se cristalizara. Y mucho menos podrán comprender a aquellos millones que creen en este gobierno y los sentirán entonces como enemigos.
Claro que no es lo mismo el relato neoliberal individualista y promiscuo que las nuevas lógicas que se vinieron amasando desde el combate contra ese mismo neoliberalismo y que muchas son expresadas hoy por la narrativa oficial. Es claro que eso expresa un nivel de acumulación y es claro que estas situaciones, en nuestro entender, siempre son generadas por la puja, la tensión, la lucha popular contra un estado inevitablemente productor de exclusión.
Así están las cosas. En tensión.
La posibilidad de superar esta situación como siempre está en el poder popular organizado que, por el nivel de desarrollo y fortaleza actual, pareciera lejos de constituirse hoy en una alternativa a las formas tradicionales de la política que tanto la oposición como el oficialismo desarrollan desde las prácticas partidistas proscriptivas.
La izquierda, llamada izquierda, mientras habla de la unidad se pelea a palazos entre sí por ver quién va adelante en una marcha, que bandera se ve más.[6] Unos con sus prácticas disolventes casi nihilistas entusiasmados por lograr esta vez quizá un cuatro por ciento en las elecciones, otros ante la falta de capacidad propia y por las dudas de no “quedarse afuera” corren a acordar acuerdos poco explicables con enemigos históricos.
Todas las matrices orgánicas de acumulación de poder político en Argentina están atravesadas por una concepción restrictiva de la política que no hace otra cosa que negar, invisibilizar, proscribir, a vastos sectores del pueblo argentino. Son matrices ancladas en la concepción de acumulación en base a lo social y políticamente integrado y en general por eso mismo quedan cautivas de ingenierías políticas donde la opinión pública, el marketing político y “la política” misma quedan atrapadas en ese círculo vicioso de reproducción de la banalización de la política en manos de unos cuantos profesionales de la administración de la miseria. Son matrices que están férreamente articuladas en base al relato de la gobernabilidad (hecho contrarrevolucionario por excelencia).[7]
La posibilidad de construir en la Argentina un proceso de recuperación de soberanía, y por tanto de identificar la acción de gobierno con los intereses populares, decíamos más arriba, dependerá de la capacidad de los movimientos populares de articularse y superar, con la formidable plataforma que da la actual situación, el actual “modelo” y las formas vigentes de acción y gestión.
No estamos hablando de cosas imposibles, hay gobiernos en Nuestramérica surgidos como expresiones de la articulación de los movimientos populares que protagonizaron la lucha contra el neoliberalismo, la fortaleza de esos gobiernos reside justamente en el carácter de masas que le imprimen a la nueva institucionalidad que van intentando gestar para expresar las nuevas situaciones de representación y de acción política. Otros gobiernos en cambio se han arrinconado en los viejos formatos demo-liberales y lejos de arrojarse con audacia y coraje a la aventura de la recuperación nacional, prefirieron el lugar de la seguridad y la gobernabilidad.
El año pasado decíamos en este mismo seminario que un gobierno es popular si gobierna el pueblo[8], en palabras del Gral. Perón diríamos “una verdadera democracia es cuando el gobierno hace lo que el pueblo quiere”. Ahí es donde nosotros vemos la clave para avanzar en construir la nueva hora nuestroamericana.
En tanto la política siga cautiva de las estructuras partidarias que reproducen un modelo proscriptivo y demo-liberal, mientras haya movimientos populares que por sus debilidades aporten a reproducir estas formas de acción política en vez de combatirlas, argumentando que hay una tensión y que hay que dar la lucha renunciando a sus convicciones; en tanto eso se sostenga como predominante en el escenario, entonces no estará nuestro pueblo en condiciones de recorrer sin trabas el camino de la recuperación de soberanía política, nacional y económica.
En esa complejidad es que quienes abogamos por un gobierno popular, por una democracia de masas, por nuevas formas de representación y acción política, que se ponga en hora con el tiempo nuestroamericano, tendremos que trabajar para neutralizar el efecto centrífugo de la falta de una lectura común del proceso actual y seguir reconociendo compañeros a los hombres y mujeres con genuina vocación antiimperialista. La posibilidad en el mediano plazo de un gobierno popular es concreta, la revancha de la derecha también es una posibilidad histórica, pero se suceda o no, difícil es que se desagregue el proceso de acumulación política alcanzado hasta hoy y que estará en las dirigencias y los partidos populares la capacidad de orientar ese capital a una estrategia efectiva de triunfo popular
[1] Empresario periodístico que lanzó con este gobierno cantidad de revistas y diarios siendo parte de una tendencia oligopólica mediática que impulsa el gobierno para contrarrestar las operatorias de las corporaciones multimediales conservadoras.
[2] Don Alejandro Olmos inició en 1982 una causa para que se investigue el carácter ilegal de la Deuda Externa, el fallo del Juez Federal Ballestero del año 2000 estableció el carácter fraudulento de la deuda contraída delegando en el Congreso Nacional las medidas a tomar.
[3] Gioja como exponente de la depredación minera de la Barrick, Pascua-Lama, y demás de explotación a cielo abierto, consumo formidable de reservas de agua dulce y contaminación, además del saqueo propio de minerales. Das Neves como exponente del saqueo energético con toda nuestra riqueza hidrocarburífea en manos extranjeras.
[4] Los tres íntimamente relacionados con el gobierno, Jaime y Capaccioli funcionarios hoy procesados en varias causas judiciales por enriquecimiento ilícito y defraudación al estado, el otro banquero; expresan los nuevos sectores ricos de la Argentina Kirchnerista, favorecidos por su relación con el estado.
[5] La Batalla de la vuelta de Obligado en el gobierno del Brigadier Juan Manuel de Rosas, ante la prepotencia de la poderosa flota anglofrancesa que pretendió navegar por los ríos interiores de la Argentina pisoteando la soberanía nacional; y fue combatidas con barcazas y cadenas atravesadas a lo ancho del río y cañoneada por las tropas al mando del General Mansilla.
[6] No se trata de una metáfora sino de condiciones reales en la incapacidad de los sectores trotskistas por articular unidad de acción que terminan en refriegas con heridos entre ellos mismos.
[7] Revolución Permanente es Proceso Constituyente Permanente, en Patria o Saqueo, ed. El río suena 2010.
[8] “Un gobierno es popular si gobierna el pueblo”, seminario XIV Los partidos y la nueva sociedad, México DF 2010.
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