1996 - 31 de agosto - 2014

PATRIA O SAQUEO!!!

martes, 26 de julio de 2011

26 de Julio de 1952. Recordamos a la Abanderada de los Humildes, EVITA

No hay nada que sea más fuerte que un pueblo. Lo único que se necesita es decidirlo, a ser justo, libre y soberano. Los procedimientos, hay mil procedimientos eficaces para vencer: con armas o sin armas, de frente o por la espalda, a la luz del día o a la sombra de la noche, con un gesto de rabia o con una sonrisa, llorando o cantando, por los medios legales o por los medios ilícitos que los mismos imperialismos utilizan en contra de los pueblos. Yo me pregunto ¿Que puede hacer un millón de acorazados, un millón de aviones y un millón de bombas atómicas contra un pueblo que decide sabotear a sus amos hasta conseguir la libertad y la justicia???. Frente a la explotación inicua y execrable todo es poco... y cualquier cosa es importante para vencer. (De su libro: Mi Mensaje).
Evita señalaba al imperialismo. Señalaba a la oligarquía. Señalaba a los vendepatria, a los explotadores, sus guaridas y sus intenciones.
En cientos de discursos y alocuciones radiales dialogaba con el pueblo, con los explotados, con los humildes, con los trabajadores. Los descamisados. Y señalaba también un camino de dignidad, lucha y justicia.
Una mujer que, en tiempos donde las mujeres no tenían los mismos derechos que los hombres, se aboca a la construcción política, a la organización del pueblo, a despejar los velos detrás de los que se ocultaba el enemigo explotador, a impulsar la acción y defensa de los derechos conquistados sobre los privilegiados.
Desde que Perón es liberado por las históricas movilizaciones populares del 17 de octubre, Evita se incorpora a la escena política argentina nacional. Previamente, en 1943, participa en la creación de la Asociación Radial Argentina, primer sindicato de los trabajadores radiales, y en el 44 fue electa su presidenta. Una mujer, por primera vez, participa de una campaña política. Una mujer que fue parte de las oleadas inmigratorias de los “cabecitas negras” venidos desde el vientre de la Patria. Ahora primera dama. La oligarquía y sus señoronas de beneficencia la odiaban desde su sangre.
Perón asume la presidencia el 25 de mayo de 1946. El primer discurso de Evita, el 25 de julio de 1946 por Radio Nacional del Estado, es dirigido a la mujer argentina.
Evita exigió el reconocimiento de la igualdad de derechos políticos y civiles entre hombres y mujeres. Logró que se anulara del Código Civil la calificación de "hijos adulterinos", "hijos sacrílegos" e "hijos putativos" (que hasta entonces figuraba en el acta de nacimiento) y sentó las bases para que dos años después se estableciese el divorcio vincular. El 23 de septiembre de 1947, ante una multitud convocada por la CGT, presentó la ley que concedía a la mujer el derecho al voto. Desde principios de siglo iniciativas similares venían de fracaso en fracaso por la oposición de las mismas mujeres de la oligarquía, conducidas para esa época por Victoria Ocampo en la Asamblea Nacional de Mujeres, quienes decían que se trataba de una maniobra electoral. La ley de sufragio universal fue aprobada. En el congreso de 1953, 23 diputadas y 6 senadoras nacionales ocuparon sus bancas. Junto a las legisladoras provinciales fueron electas en total 109. En 1949 buscó incrementar la influencia política de las mujeres fundando el Partido Peronista Femenino, con militancia en los barrios, pueblos y sindicatos.
La Sociedad de Beneficencia, espacio tradicional de purificación moral de la oligarquía, fue intervenida por el gobierno peronista el 6 de septiembre de 1946. El junio de 1948 nace desde sus cenizas la Fundación Eva Perón. Desde allí se planteaba a partir del trabajo social y político devolver a cada hombre y mujer lo que les habían arrebatado durante años de sometimiento, suplir las necesidades impostergables de los explotados y vilipendiados, aportando a la conciencia de su destino social. Se encarnó de manera orgánica una política de solidaridad y asistencial, gigantesca tarea social que llegó prácticamente a todos los niños, ancianos, madres solteras, pertenecientes a los sectores más carenciados de la población: construcción de hospitales, asilos, escuelas, colonias de vacaciones, centros de esparcimiento, repartió juguetes, remedios, ropa, alimentos, organizó campeonatos deportivos. Creó albergues para mujeres pobres del interior del país, para madres solteras y para mujeres desplazadas de sus hogares por la violencia familiar. Sostuvo que el pueblo siente y sabe que está constituido por todos los trabajadores, que lo integran sus mujeres, sus niños y sus ancianos, y aquellos que son solidarios con el pueblo, participes de los grandes dolores y las pequeñas alegrías, son también parte del pueblo. Decía: “El concepto de solidaridad, de la fraternidad, de la igualdad y del amor son inseparables del concepto de PUEBLO¨.
Evita expresaba su acción política principalmente a través del Ministerio de Trabajo, en la obra de Ayuda Social y en la CGT.
Una mujer que se decía luchadora, que hablaba con el pueblo, que empujaba a la organización y a la resistencia. Sus enemigos convocaron a los calificativos más peyorativos para denigrarla.
En uno de sus discursos (17 de octubre de 1951) decía “Es necesario que cada uno de los trabajadores argentinos vigile y que no duerma, porque los enemigos trabajan en la sombra de la traición, y a veces se esconden detrás de una sonrisa o de una mano tendida”. Así, convocaba a estar alerta, a defender los derechos y dignidad conquistados frente a los embates de la oligarquía agazapada y del imperialismo, de quien decía, “Se dice defensor de la justicia mientras extiende las garras de su rapiña sobre los bienes de todos los pueblos sometidos a su omnipotencia. Se proclama defensor de la libertad mientras va encadenado a todos los pueblos que de buena o de mala fe tienen que aceptar sus inapelables exigencias”. (Mi Mensaje)
Así, en uno de sus viajes a Europa, compró armas para organizar milicias obreras cuando la oligarquía junto a fracciones del ejército intentaron el primer golpe contra Perón (1951). “La oligarquía que nos exploto miles de años en el mundo tratara siempre de vencernos. Con ellos no nos entenderemos nunca porque lo único que ellos quieren es lo que nosotros no podremos darle jamás: Nuestra Libertad. Todo explotador es enemigo del pueblo. La justicia exige que sea derrotado” (Mi Mensaje).
En vísperas de la posible reelección de Perón, el 22 de agosto de 1951 se produjo el Cabildo Abierto del Justicialismo convocado por la CGT, con cientos de miles de trabajadores y trabajadoras en la esquina de Belgrano y 9 de Julio. Allí los sindicatos pidieron a Evita que aceptara la candidatura a Vicepresidente. En diálogo con la multitud Evita sugería que los cargos no eran importantes y que ella ocupaba un importante lugar de combate desde donde estaba. Las masas le exigieron que aceptara allí mismo, sino convocarían a una huelga general. Unos días después, Evita presenta su renuncia indeclinable a la postulación.
Hasta su fallecimiento el 26 de julio de 1952, Evita continuó expresando la resistencia y la iniciativa contra el enemigo del pueblo: "Si es preciso haremos justicia con nuestras propias manos; porque nosotros no nos vamos a dejar aplastar más por la bota oligárquica y traidora de los vendepatrias que han explotado a la clase trabajadora; porque nosotros no nos vamos a dejar explotar jamás por los que, vendidos por cuatro monedas, sirven a sus amos de las metrópolis extranjeras y entregan al Pueblo de su Patria con la misma tranquilidad con que han vendido el país y sus conciencias. Los vendepatrias de adentro, que se venden por cuatro monedas ésta también, al acecho para dar el golpe en cualquier momento. Pero nosotros somos el pueblo y yo sé que estando el Pueblo alerta somos invencibles porque somos la Patria misma" (Discurso 1º de Mayo de 1952).
En su renunciamiento al cargo de vicepresidenta decía “que la oligarquía, que los mediocres, que los vendepatrias todavía no están derrotados. Desde sus guaridas asquerosas atentan contra el pueblo y contra la libertad”, la multitud contestó: “¡Leña!, ¡leña!, leña!”. Continuaba Evita: “Yo no soy más que una mujer del pueblo argentino. Yo no soy más que una mujer de esta bella patria. ¡Pero descamisada de corazón! Porque el 17 de Octubre formulé mi voto permanente, ante mi propia conciencia: ponerme íntegramente al servicio de los descamisados, que son los humildes y los trabajadores.”
El mensaje que Evita nos deja es que no debemos dar lugar a las relaciones con la oligarquía, que no debemos dar lugar a las relaciones con el imperialismo, que no debemos dar lugar a las relaciones con las patronales. Porque esos nunca van a dejar de ser vendepatria, esos que se presentan hoy como amigos o aliados, esos son los enemigos de los que hablaba Evita, que se agazapan y esperan para dar el zarpazo. Y que a esos hay que darles lucha.
Evita los denunció una y otra vez, denunciaba sus miserias y sus crímenes, y del imperialismo decía “se dice defensor de la justicia mientras extiende las garras de su rapiña sobre los bienes de todos los pueblos sometidos a su omnipotencia”, y que con la oligarquía “no nos entenderemos nunca porque lo único que ellos quieren es lo que nosotros no podremos darle jamás: Nuestra Libertad. Todo explotador es enemigo del pueblo. La justicia exige que sea derrotado" (Mi Mensaje).
Recordamos a Evita como ejemplo de entrega, como alguien que señalaba sin descanso a los verdaderos enemigos del Pueblo, alguien que luchaba por la libertad y soberanía de nuestra Patria. Alguien que echaba luz sobre el camino de la liberación de nuestro Pueblo.

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